Conversaciones con el plano espiritual, energético
Al pasar los años, me sentía en algunas ocasiones rara, sentía que estaba mal, extraña, empezaba a creer que estaba loca. Comencé a indagar con amistades sobre situaciones que me ocurrían ya que pensaba que a cualquier persona le podría suceder lo mismo que a mi. Por ejemplo, desde pequeña mentalmente preguntaba cosas y me respondían, tenia platicas, yo pensaba que me auto contestaba y me reía, pero al preguntar a mi madre sobre esto, ella me decía que eso a ella no le pasaba, que nunca había tenido este tipo de auto plática. También, comencé a preguntarle a mis amistades pero notaba como me miraban raro y algunas decían bromeando que estaba loca, por lo que desde entonces empecé a quedarme para mí las cosas, y por mí misma trataba de investigar por otros medios. Una de las platicas que recuerdo, y que se me quedo muy grabada, fue una tarde que, estando en Bogotá, tenía cita con el dentista y al ir caminando tenia una de estas conversaciones. Tengo que decir que los dentistas no son de mi agrado, así que iba pidiendo para que me relajara y me ayudaran a no sentir mucho dolor. Al ir caminando una chica tropezó conmigo y al ver su rostro la vi tan enojada, un rostro molesto; de pronto en mi conversación, ellos me preguntaban porque irán con esa cara tan seria, fría, que no entendían por qué no disfrutaban de ese bello día, y yo les conteste que la situación económica que se vivía en esa ciudad, creía que lo gente estaba cansada, que dormían poco, que les pagaban muy poco y que no entendía como vivían y podían mantener a sus familias, que algunos vivían al día, con lo que les pagaban, que solo vivían para trabajar y poder sobrevivir; escuche silencio total y al poco me contestaron diciéndome, “¡y ¿han visto el Sol?, se han dado cuenta de ese calorcito que calienta hoy sus cuerpos” (Bogotá es una ciudad fresca y más por las mañanas), y me preguntan, “¿tú lo has visto hoy?” . Yo me quedé impactada, y en eso que llego a una esquina y logro ver entre los edificios ese sol. Después del comentario lo miré de manera diferente, cerré los ojos y pude sentir su calor y el frío que sentía desapareció; continuaron diciéndome, “ustedes dan un valor muy superficial a las cosas tan sencillas que hay a su alrededor, y por ejemplo no valoran cosas tan importantes como el sol, ese calor que emana y da vida. El simple hecho de respirar, caminar, olvidan observar lo que hay a su alrededor, no dan valor a la vida”. Adelante de mi, en unas escaleras había un indigente y me decían, “ves a esa persona, esa persona valora y disfruta más ese sol, que muchas personas que están caminando, corriendo y no valorando lo que hay a su alrededor, la vida.” Yo quede en shock, fue una conversación de unos 20 minutos, lo que duró mi caminata para mi cita. Como enseñanza me toca decir que debemos valorar lo que la vida nos otorga y no nos damos cuenta, intentemos sentir toda la energía que nos rodea y no caigamos en valorar lo superfluo, lo nuevo o lo moderno. Disfrutemos de lo que tenemos y no nos dejemos embaucar por lo que realmente no tenemos pero tampoco necesitamos.
